La guerra de los 12 días impuesta al país persa, por el régimen ilegítimo del enclave sionista israelí el pasado 13 de junio, fue una arremetida inaceptable en flagrante violación de la soberanía del territorio iraní, asesinando a múltiples personas inocentes, entre funcionarios de alto mando militar, científicos y civiles. A todas luces, es una provocación que despertó a la poderosa operación “Verdadera Promesa III”, que abrió las puertas del infierno a ese régimen despreciable, vengando el honor de los queridos mártires y de todo el  pueblo iraní, acelerando el comienzo de una posible guerra mundial, inminente y definitiva que promete la desaparición de la entidad sionista, terrorista, he infanticida totalmente amparada por el nefasto gobierno de los Estados Unidos, para exterminar al pueblo palestino y demás pueblos del mundo -no solo de Asia Occidental-, en resistencia a la naturaleza maléfica de su sistema opresor.

Durante la embestida sionista, escuche las expresiones de mis amigos, unas estaban llenas de dolor y llanto, otras de tristeza e incertidumbre, otras más, inicialmente de entera confianza y valentía, estas últimas fueron unánimes y concluyentes en medio de todo aquel horror repentino: “No te preocupes, al final destruiremos a Israel y desaparecerá de la faz de la tierra. La batalla comenzó con triunfo iraní y debemos mantenernos alertas en todos los frentes en el nombre de Dios”; “Debemos movernos hacia el norte por los niños, han bombardeado mi barrio reiteradamente pero no queremos abandonar Teherán, confiamos en que Dios nos dará la victoria”; “Recemos mucho por el resguardo de nuestro líder (Imam Jameneí), familiares y amigos. No nos moveremos de nuestra casa y si Dios quiere alcanzaremos el martirio”; “Solo a Dios tememos, solo en Él confiamos, estamos preparados porque nuestra defensa militar es poderosa”; “No quiero abandonar mi casa, ¿Por qué tengo que irme de mi hogar a causa de esos malditos sionistas?”; “Pongamos en marcha el proyecto #UnidosPorIrán, grabemos videos cortos donde demostremos nuestro apoyo a Irán y pidamos a Dios la victoria de la verdad, y acabar con la falsedad”, estas palabras bendecidas provenían de mis valientes amigos y hermanos que gracias a Dios están vivos. De mi parte, mientras veía con inmensa alegría como la defensa aérea de Teherán interceptaba limpiamente misiles israelíes, pedí mucho a Dios concediera el triunfo contundente a mi segunda patria (Irán) y la destrucción definitiva de ese diabólico enclave sionista que significa Israel.

Entretanto, el Líder Supremo de la Republica Islámica de Irán, su eminencia Seyed Ali Jameneí (que Dios preserve su vida por muchos años) transmitiría un potente mensaje el primer día de agresión israelí, a través de un video dirigido a la heroica nación iraní, y de una frase evocadora publicada en su cuenta X que se hizo viral en dicha red social, al mismo tiempo que impulsaría la voluntad del aguerrido pueblo persa a formar las filas de la unidad, anulando cualquier división existente entre diversos perfiles políticos y sectores sociales, “La batalla comienza. Alí regresa a Jáibar con su Zulficar (espada)”, escribió el Líder, acompañando su mensaje con una imagen del Príncipe de los Creyentes, Imam Alí Ibn Abi Tálib (la paz sea con él) entrando con leones a la ciudad judía y amurallada de Jáibar, una acertada comparación que hizo su excelencia Alí Jameneí refiriéndose a la ola de misiles iranies enviados a Tel Aviv. Esa unión popular para enfrentar la repudiable agresión sionista, estuvo caracterizada por una fortaleza capaz de demostrar su apoyo irrestricto, el pueblo permaneció sin miedo en las calles de Teherán, diciendo la verdad ante los medios de comunicación y también informando ellos mismos utilizando sus propios celulares, gritando valientes consignas como testimonios de fidelidad y acompañamiento al Líder Supremo, manteniéndose unidos incluso en los momentos de intensos ataques mientras se escuchaba claro y fuerte el poderoso ¡Allahu Akbar! (Dios es Grande), convirtiéndose en un eco al unísono en toda la explanada de Teherán, en el propio terreno de guerra y junto a las Fuerzas Armadas que son hijos del pueblo iraní. Como decía querido General Qasem Soleimani (Dios este complacido con él), “Somos la Nación de Imam Hussain (P)”, el mártir de Karbalá en combate contra la opresión, lo cual constituye la Yihad menor que significa “esfuerzo y lucha en el camino de Dios” para la defensa ante el ataque del enemigo.

La sólida resistencia de la humilde, reflexiva y valiente nación persa, retumba una vez más en todas las latitudes del planeta, elevando innumerables expresiones de solidaridad, sumando conciencias, emociones y espiritualidad, motivadas por esa unidad indestructible que necesita el mundo humanista, que no retrocede ante la opresión, al contrario, va hacia delante acorralándola para acabarla, que fortalece a las naciones ya formadas en el camino de la resistencia y potencia la motivación de otras para alcanzarla, es el modelo de unión que deben seguir las naciones islámicas porque Palestina lo necesita de inmediato, ¡URGENTEMENTE!, y finalmente es la unión contra el triángulo del mal, un diablo con muchas cabezas: Gobierno estadounidense, sionismo y Unión Europea sumándole a todos sus lacayos, como son la ONU en primer lugar e igualmente sociedades civiles fascistas que aprueban invasiones y bombardeos por parte de EEUU e Israel, peor aún, solicitan esas acciones abominables para su propia patria; ejemplo de esto, es la petición publica y notoria que hicieran miserables representantes de la oposición a la revolución bolivariana de Venezuela, abiertamente apátridas -es vergonzoso llamarles venezolanos-, ansiosos de que en la nación venezolana se imponga el terrorismo sionista-estadounidense. Por lo tanto, es la fuerza incorruptible de la unión contra ese mal la única opción para evitar una tercera guerra mundial “nuclear” que nos aniquilaría a todos por igual. Un diplomático dijo una vez “o nos unimos para solventar los problemas de nuestro mundo o nos moriremos todos”.  

A continuación, presento algunas citas textuales de los mandatarios de naciones, líderes que manifiestan su completo respaldo a la República Islámica de Irán en repudio a la ilegal hostilidad y arremetida sionista que podría arrastrar a la humanidad a una guerra nuclear:

“La intensificación de las agresiones de Israel hacia la República Islámica de Irán, agravada por la acción militar de Estados Unidos al bombardear territorio iraní, amenaza con desencadenar una crisis con consecuencias catastróficas, de naturaleza nuclear contra la región y el mundo porque Israel persiste en no desmantelar su arsenal nuclear no declarado. Frente a este panorama, Venezuela hace un llamado urgente a que las Organizaciones del Sur Global, Movimiento de Países No Alineados, la Liga de Estados Árabes, la Organización de Cooperación Islámica, el Consejo de Cooperación del Golfo, la Unión Africana, los BRICS, la CELAC y otras instancias regionales para promover de manera conjunta un cese al fuego inmediato y completo en Asia Occidental. ¡? ¡¿Hasta dónde dejarán que llegue Netanyahu?!”. (presidente de la Rep. Bolivariana de Venezuela, Nicolas Maduro).

“Expreso mi gran preocupación por una posible escalada del conflicto, que tendría consecuencias imprevisibles para toda la región de Oriente Medio, empujándonos hacia una catástrofe nuclear a gran escala. Condeno la agresión de EEUU contra instalaciones nucleares de Irán, es infundado e injustificable. También, quiero expresar mi respaldo al liderazgo del pueblo de Irán y mis condolencias por las víctimas, incluidos civiles, a causa de los ataques israelíes”. (presidente de Rusia, Vladímir Putin).    

“Hago un llamado al mundo para plantar cara a Israel. Bogotá no permanecerá pasiva frente a la campaña de devastación israelí en violación del Derecho Internacional”. (presidente Gustavo Petro, Colombia) 

“Rusia, China y Pakistán, presentan un proyecto de resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU para condenar el ataque estadounidense a Irán. Exigimos un alto al fuego inmediato y garantías del carácter pacifico del programa nuclear iraní, a cambio del cese de sanciones. Gran parte de las naciones del mundo condenaron los ataques de EEUU e Israel en Teherán”.